La oración no es algo que se pueda definir como único, sino como una actividad del espíritu humano, con muchos enfoques.
Dado el tiempo en el que vivimos, creemos que sirve como un órgano de identificación. A través de la oración, el Espíritu Santo nos permite identificar aquellas situaciones del ser interior que están sujetas a la vida del espíritu, y aquellas que no lo están, sabiendo que, si tenemos vida, nuestro ser está en una actividad permanente de resurrección en Cristo.
Por todo esto, en este nuevo libro, Victorias espirituales en el alma 2, encontraremos la necesidad imperiosa de una Iglesia cuyos miembros expresen a Jesucristo en sus vidas. Permanecer en esta actividad del espíritu -la oración-, nos posibilitará reconocer, para luego desecharlos de nuestra vida, los grandes enemigos de la madurez espiritual, como lo son la falsa devoción, la insurrección y la hipocresía, la democracia y un enemigo poco conocido, pero muy extendido: el menosprecio por la Casa de Dios.
Este libro nos ayudará a detectar las actitudes negativas (que se vuelven nuestras enemigas), tales como no usufructuar la ley de la libertad en Jesucristo, o no aprovechar la intervención de las personas correctas, que obren en los momentos oportunos para la edificación del Cuerpo.
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