Lucado nos lleva al pie de la cruz donde hallamos esperanza para enfrentarnos a las dificultades de la vida.
En la cruz descubrimos propósito, perdón y descanso. Muchos observadores no vieron nada extraordinario durante esas seis horas, para ellos fueron seis horas regulares de un viernes común y corriente. Si de veras Dios ordenó su propia crucifixión, entonces esas seis horas están cargadas de triunfo, porque fue en esas horas que Dios nos dio tres puntos para anclar lo bastante fuerte, como para resistir cualquier tormenta que nos envié la vida.
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