El fracaso, el rechazo, la enfermedad, la pérdida de un ser querido, la soledad… los temores que experimentamos son muy variados y pesan mucho.
El temor puede ser un tirano, un opresor del que no podemos escondernos. Puede paralizar nuestro espíritu, dañar nuestras relaciones y estorbar nuestra fe. Trillia no es ajena al temor. Ella ha experimentado en su propia vida la cruel tiranía del temor. Sin embargo, también ha visto en acción la bondadosa mano de Dios, la paz y la fe que provienen de aquel que vence todo temor.
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