El sistema educativo se está derrumbando (espiritual, intelectual y económicamente). Pero justo a tiempo, la Providencia saca a la luz este volumen presentando un nuevo modelo.
Durante mil años la Iglesia envió estudiantes a centros educativos. La tercera revolución educativa hará que las Iglesias recuperen la educación. Ha llegado el momento de que la Iglesia asuma su papel: “Educar a cada persona”.
Mediante una red global de profesores se creará un nuevo ecosistema de conocimiento que reintegre Veritas y Virtus con información, destrezas y aptitudes para resolver problemas. Los profesores enseñarían en línea y los pastores profesores guiarán a cada estudiante.
La primera revolución educativa europea comenzó durante el Renacimiento carolingio (siglos VIII y IX d.C.). La Iglesia educó al clero para “ministrar” a Dios tanto en la Iglesia como en el Estado. Por eso los primeros “ministros” continúan sirviendo a muchas naciones, aunque ya no ministren a Dios.
La Carta Abierta (de Martín Lutero) a la Nobleza Cristiana de la Nació Alemana (1520) inició la segunda revolución. La Iglesia educó a la persona para servir a Dios como “rey y sacerdote”. Esto democratizó el conocimiento y la gobernabilidad. En el presente, la versión secularizada de esa educación se ha vuelto incapaz de ayudar a los estudiantes a encontrar al sentido de su existencia y edificar su carácter.
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