La imagen del reformador Juan Calvino ha sufrido históricamente de clichés muy deformados. Y no sólo en las filas del catolicismo, sino también dentro de muchos sectores de las iglesias denominadas protestantes evangélicas.
Cuando se menciona a Calvino en esos medios, la idea es que fue el intelectual que inventó la doctrina de la predestinación que suprimió la libertad y que cualquier persona razonable no puede aceptar. Se le considera como el “dictador de Ginebra” que transformó la ciudad en un campo de concentración. Y, sobre todo, el personaje intransigente que condenó al médico español Miguel Servet a la hoguera.
Frente a esas imágenes estereotipadas, el autor busca con este libro, evocar y reivindicar al personaje en el entorno de las cuestiones teológicas y culturales surgidas en el siglo XVI. Y lo hace con una obra breve y simple, puramente de divulgación, apta para todos los públicos y que se lee como una novela. Pero suficiente para cambiar la imagen de Calvino en la mente de cualquier lector objetivo.
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