Isobel Kuhn
(1901–1957)
Un colega misionero le había dicho: “Cuando llegues a China, toda la escoria de tu naturaleza saldrá a la luz”. Seguramente, así había sido, reflexionó Belle. La comida, las pulgas, la suciedad, las agotadoras veredas de montaña y muchas otras transiciones a la vida misionera la habían puesto a prueba: pero Belle había permanecido en su puesto y estaba muy contenta de haberlo hecho.
Como niña de catorce años que pretendía ser una chica “moderna”, lo último que Isobel Kuhn quería era ser misionera. Pero aconteció que la vida de esta joven agnóstica fue reorientada: de la crisis y la duda emergió a la esperanza y la fortaleza.
Convencida de que Dios quería que ella predicara el evangelio como misionera en el interior de China, Isobel sirvió con valentía al pueblo lisu en las remotas regiones montañosas de China y Tailandia. Después de más de veinte años de ministerio, Isobel regresó a Estados Unidos y escribió conmovedoras historias de fe que han inspirado a generaciones de lectores.
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