Entre toda la literatura de los orígenes del cristianismo, veintisiete libros han conquistado un puesto privilegiado. Más que elegidos, se han impuesto por sí mismos a las primeras generaciones de cristianos y han sido poco a poco reunidos, clasificados y considerados como Santas Escrituras.
Los cristianos estaban ya en posesión de una Escritura Santa: La Biblia heredada del judaísmo. Le llamaron más tarde Antiguo Testamento, para añadirle los veintisiete libros que tomaron el nombre de Nuevo Testamento. Es este Nuevo Testamento el que estudiaremos en la presente obra.
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