Charles Spurgeon es recordado como “el príncipe de los predicadores”, pero su ministerio no se basó solo en su forma de predicar. Él predicaba el evangelio de Jesús, la doctrina bíblica de Cristo, y llamaba a una fe permanente, evitando el doble peligro de la ortodoxia muerta y del fervor sin verdad.
El enfoque en el evangelio de Charles Spurgeon es un llamado apasionante a que los cristianos imiten a Spurgeon en su amor por el evangelio, tanto estudiándolo como proclamándolo.
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