Dios había permitido que ocurriera lo impensable. El pueblo de Daniel estaba en el exilio en Babilonia. Sus promesas parecían incumplirse. ¿Tenía Dios el control? ¿Era fiel? ¿Seguía importándoles?
Un joven, Daniel, dijo que sí. Y ello le costó una lucha y tuvo que pagar un alto precio. Pero su proclamación de que el Señor es Rey, ¡incluso en Babilonia!, sigue resonando por los siglos en la historia y desde el futuro que le fue revelado.
Algunas partes del libro de Daniel siempre han gozado de popularidad –las emocionantes historias de los tres hombres en el horno ardiente, Daniel en el foso de los leones y la extraña escritura en la pared que llenó de horror el corazón del rey de Babilonia. Pero más allá de todo este drama, el lector contemporáneo se enfrenta a las profecías enigmáticas acerca del futuro. ¿Qué significan? ¿Se referían a Daniel o eran para nosotros? Ronald S. Wallace cala en el trasfondo y llega hasta el mensaje de Daniel para su tiempo y los nuestros.
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