En Crianza bíblica, Héctor Salcedo nos demuestra que la clave para enseñar, disciplinar y cultivar a nuestros hijos es poner el énfasis no solamente en lo que debemos hacer como padres sino en quienes debemos ser, con la ayuda de la Palabra de Dios.
Como padres, intentamos sembrar la Palabra de Dios o “semilla” en nuestros hijos, pero antes de plantar, nos falta un paso muy importante. La crianza bíblica requiere que los padres procuren crear en el corazón de sus hijos una actitud receptiva y enseñable antes de sembrar.
Crianza bíblica, es un estudio bíblico y una guía práctica para la “preparación del terreno” donde los padres van luego a “sembrar la disciplina e instrucción del Señor”. Según el autor, la crianza se compone de los siguientes elementos que se encuentran en Efesios 6:4, cada uno de los cuales debe desarrollarse adecuadamente:
• “Padres” = Presencia
• “No provoquen a ira…” = Terreno fértil
• “Críenlos” = Devoción
• “Disciplina” = Entrenamiento
• “Instrucción” = Advertir o amonestar
• “Del Señor” = Palabra de Dios
Este material, aunque su objetivo es la crianza, trabaja mucho con los padres, pues asume que si los padres no son lo que deben ser entonces su crianza tampoco será todo lo que Dios desea. Deuteronomio 6:6 nos dice: “Estas palabras que yo te mando hoy, estarán en tu corazón…”. Es decir, antes de enseñar a nuestros hijos, debemos haber sido enseñados nosotros. Si los padres no somos discípulos fieles de la Palabra, es poco probable que seamos capaces de transmitir la verdad de Dios a la próxima generación.
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